Desde que tuvo consciencia de que la igualdad entre mujeres y hombres no era real, el feminismo ha sido una de las banderas que la han acompañado a lo largo de su vida. Porque no teníamos las mismas oportunidades, porque muchas niñas en el mundo no recibían educación mientras sus hermanos sí lo hacían, o las casaban con hombres mucho mayores que ellas, porque nosotras apenas aparecíamos en los libros de Historia y porque a muchas mujeres las matan por el simple hecho de ser mujeres. La lucha por los derechos de las mujeres y las niñas, y también por el de aquellos colectivos que siguen sufriendo discriminación en nuestras sociedades, ha sido el motor que ha impulsado su carrera personal y profesional. Desde la política, donde las mujeres han ido conquistando espacios con mucho esfuerzo a base de voluntad y el convencimiento de que solo cuando las mujeres estemos justamente representadas en la toma de decisiones se podrá hablar de justicia social y de igualdad. Desde los distintos cargos que ha ocupado -Concejala en su pueblo, diputada nacional, eurodiputada, secretaria ejecutiva del PSOE- ha trabajado y ha intentado aportar su granito de arena para acabar con ese déficit de igualdad entre mujeres y hombres.